Me había quedado con la espinita de escribir unas líneas acerca del XIII Foro de Empleo y Emprendimiento Deusto, que se acaba de celebrar hace apenas una semana en Bilbao. Apuntaba yo que, siendo la edición decimotercera, no me cabía duda de que todo el equipo de Deusto Alumni y Deusto Entrepreneurship Centre habrían puesto el máximo cariño para que todo saliera redondo. Así ha sido, sin duda.
En la conferencia inaugural pudimos disfrutar de un interesante vídeo que aportaba datos y percepciones de la comunidad universitaria acerca del escenario laboral actual. En la mesa redonda posterior, Iñaki Garcinuño, presidente de CEBEK, Ander Añibarro, responsable de Juventud del Gobierno Vasco, Blanca Camarón, estudiante de máster, e Inhar González, estudiante de grado, pusieron blanco sobre negro y no tardaron demasiado algunas cifras y mensajes en saltar a la palestra. Curiosamente, asentíamos con mayor frecuencia al escuchar las aportaciones de alguien como Blanca, quien destacó por su clarividencia y frescura.
Uno de los mantras recurrentes que se suceden en estos foros es el del emprendimiento. La cifra es rotunda: únicamente el 3,75% de los y las jóvenes emprenden en Euskadi. Un porcentaje que se encuentra en mínimos históricos… Discurso complicado el del emprendimiento. Reconocían los participantes que el ecosistema no anima ni mucho menos a emprender un proyecto propio, y apuntaba Blanca que quizás debiéramos hablar con moderación de esto del emprendizaje (con respeto, añado yo). Ojo a la ligereza de frases como «sembremos el optimismo para emprender». Y no nos escudemos en ello a la hora de reclamar condiciones dignas a nuestras empresas. Lo uno no quita lo otro. El discurso del emprendimiento se torna maquiavélico cuando depositamos responsabilidades colectivas y sistémicas en el individuo. Y quizás se hace con demasiada ligereza.