Apuntaba @juancorbera en twitter:
- Con más impuestos, menos dinero disponible.
- Con menos dinero disponible, menor consumo.
- Con menor consumo más paro.
Parece ser que los políticos españoles han venido apostando por esta fórmula en los últimos años, reduciéndose la presión fiscal (no en igual medida para todos, desgraciadamente).
En paralelo, nos encontramos una España atrasada en distintos rankings sobre niveles de felicidad como país.
Algunos soñamos con otra fórmula:
- Con mayores impuestos, mejores servicios sociales.
- Con mejores servicios sociales, mejora la calidad de vida, nuestra cultura y educación.
- Con mayor educación, mayor predisposición para realizar una re-distribución justa de la riqueza, mayor convivencia y responsabilidad con valores.
- Con valores, creamos un modelo de país que ya no vive por y para el lucro y el pelotazo en el corto plazo, un país que redistribuye la riqueza y construye pensando en el largo plazo.
Puede sonar utópico, y si algo echamos en falta es una vuelta a los valores más básicos. Un modelo así incrementa la felicidad a quienes conviven en él. ¿Qué nos aleja? Silencios.