Quienes andamos en la lucha para cambiar la cultura, las prácticas de liderazgoy management y el desarrollo de las personas en las organizaciones hemos tenido entre ceja y ceja la empresa de la manzanita y su visionario líder y creador Steve Jobs. Este texto surge de una reflexión matutina y compartida en la oficina con Iñigo Diego y Oscar Duña a propósito de conocer la noticia de su muerte.
Son incontables los regueros de mensajes de apoyo y reconocimiento que inundan la red, y poco podemos añadir desde aquí a los artículos y libros de toda índole que se han escrito sobre Steve Jobs. Una persona que revolucionó los 80 con el macintosh, los 90 desde el mundo de la animación / Pixar, y la primera década del siglo XXI apostando por nuevos modelos de negocio; la música digital, el teléfono inteligente que sirve para todo excepto para hablar, la revolución de las tabletas… El mundo entero le ha ido a rebufo. El valor que nos deja Steve Jobs es el de la rebeldía y la lucha por lo imposible, la creación de un imaginario colectivo robusto y conseguir trasladarlo a una organización hoy tan grande como Apple. Ha creado las condiciones para que su organización sea reconocida históricamente como una organización rupturista.
Me gustaría adjuntaros uno de los discursos de la historia. El discurso de su historia. El que pronunció en la apertura del curso de Standford en 2005. “Stay hungry, stay foolish”. Esta última frase, lapidaria, lo dice todo. Sigamos hambrientos. Sigamos alocados. Como la manzana mordida. La manzana que mordió Eva. La rebeldía.
Tras las tímidas bajadas en bolsa de Apple -¿el iphone 4s no colma las expectativas de los mercados?- hoy la caída será aún mayor. Como apuntaba Oscar al entrar a la oficina, “esto va de expectativas y de imaginario colectivo”. Sin Jobs esa organización ya nunca será igual.
Proyectos que homenajean a las personas.
Muchos somos los fans de Apple a nivel consumidor. Como organización se ha convertido una lovemark que ha revolucionado el mapa del consumo a nivel mundial. Es apasionante cómo puede llegar a atraer a sus usuarios. Lo cuidaban absolutamente todo. Ligado con esto, trabajamos estos días en un proyecto de employer branding, sobre cómo mejorar la marca de empleador en una organización tecnológica para atraer, retener el talento y posicionarla como un muy buen lugar para trabajar en su sector. Trabajamos en dos ámbitos: SER Y PARECER. Gestión de personas y marketing de la mano.
Apple nunca tendrá problemas para atraer talento. Sin embargo son los pequeños detalles los que fidelizan a su comunidad. Detalles como el que han tenido hoy en su página web al realizar un pequeño homenaje a su creador. Un detalle que por lo que veo en Facebook no ha pasado desapercibido, pues son muchas las referencias al mismo. Además de la foto cabecera del post, redirigen a los visitantes a esta dirección: http://www.apple.com/stevejobs/. Sucede que a veces las ventas deben pasar a un segundo plano. En este caso, a dos clicks.
Si las personas somos quienes conformamos las organizaciones, las organizaciones deberían honrar y homenajear a las personasque las componen y las crean. Deberían hacerlo más a menudo. Este tipo de detalles, muestras de reconocimiento, dotan a nuestro proyecto de humanidad, cercanía. Nos da información sobre el tipo de organización en la que trabajamos; los atributos relativos a la experiencia de trabajo que allí se vive.
El pecado de la omnipotencia.
Hoy Apple está de luto. Quizás nunca se recupere. Seguramente ése haya sido el fallo del genio: el no haber sabido trazar y definir una estrategia de sucesión que permitiera a la organización sobrevivir a su líder. Los accionistas de Apple ponían el dedo en la llaga hace unos meses y solicitaban a los gestores de Apple informes sobre los candidatos internos a la sucesión y una planificación estratégica de la misma.
Se trata de un rasgo muy común. Sucede en numerosas ocasiones y tiene mucho que ver con el concepto de omnipotencia del/a líder. Oscar se preguntaba: “Realmente, ¿cómo ha preparado Steve Jobs el impacto de su salida de Apple? Steve Jobs ha transmitido durante años que él era Apple”. Desde un punto de vista emocional, la opinión pública tiene la percepción de que Apple está descabezado. Las personas perciben la marca ligada a Steve Jobs. Es algo emocional. Quizás Steve Jobs debiera haber focalizado sus últimos dos años en cómo pasar de un modelo de dependencia –liderazgo muy omnipresente- a un modelo de liderazgo radicalmente diferente. Hoy, ya sin él, el éxito de Apple pasa por saber transformar los valores de su líder hacia una organización que, necesariamente, va a ser diferente. El caso será digno de estudio.
Quien aun sabiendo que nada es permanentese aferra al puesto sin realizar una transición ordenada. Quien apura el éxtasis del día a día a pesar de que sabe que cambiará de proyecto o que le queda un mes para jubilarse. Quien aun sabiendo de su grave enfermedad no realiza un testamentodejando lazos sueltos en la empresa de la que es propietario. Quien no se preocupa en desarrollar a sus colaboradoresatenazado por sus propias inseguridades y necesidades de autoestima. Es el pecado de la omnipotencia.
Elaborar el duelo.
Nos surgía otra reflexión que será clave en el éxito o no de Apple en los próximos años: ¿Cómo elaborará Apple el proceso de “duelo”? El duelo por la pérdida del visionario. No cabe duda que hoy los sneezers de Apple están huérfanos. El mundo va a desarrollar el duelo por un emprendedor irremplazable. La tecnología, el consumo, la comunidad Apple, los stakeholders de Apple comienzan hoy su particular duelo. Y este proceso hay que elaborarlo. La clave del éxito o fracaso de Apple será saber desarrollar el duelo de la pérdida. Quedarse anclado a Steve Jobs e idealizar la pérdida no hará sobrevivir a Apple. Elaborar la pérdida de su creador, analizar y sacar conclusiones permitirá a Apple continuar generando percepciones en su entorno.
Hoy el fallecimiento de Steve Jobs nos llevaba a esta reflexión. Tenemos tiempo. Para fijarnos en los detalles, para ordenar la sucesión, para cuidar y homenajear a las personas con quienes compartimos vida en las organizaciones. Puestos a echar la vista atrás, será lo único que nos quede.