Pues qué quieren que les diga, que no me hace gracia. Me da vergüenza. Que una organización como la ONCE se digne a realizar este tipo de anuncios para aumentar las papeletas vendidas. Para vender lotería.
Don “rascador profesional” nos habla de que se levanta a las 3 de la mañana para estar al servicio de las señoras de su barrio. Rascando las dichosas escamas a las merluzas y derivados. Y a su lado, “esa”, la que se compra un “rasca y gana” y se forra de un día para otro. Lo peor de todo es el tono, así como la comunicación no verbal que te proyecta el anuncio: Un desprecio total por el sentido del trabajo.
Nos vamos ahogando en una sociedad que entierra los valores tradicionales, que se enamora de quienes pegan el pelotazo, de quienes se forran rápido hundiendo al de enfrente. Que no duda en ridiculizar el trabajo honesto y humilde. Que castiga a quien busca hacer las cosas de una manera diferente. Entre tanto, todo lo que huela a auto-responsabilidad, lo que huela a dejar de poner excusas y no culpar a un tal ZP de nuestras desgracias acaba vilipendiado.
Y me entristece que lo promueva la ONCE. Sinceramente creo que deberían poner el acento en qué transmite con su marketing y publicidad. Lo que a veces ha sido humor, hoy me parece maltratar la dignidad del trabajar.
Malditas cigarras.