Son muchos los que hablan de la frialdad de las relaciones que se establecen por Internet. De los débiles lazos que unen a quienes nos relacionamos aquí en lo virtual. Para algunos es fácil hablar de lo desconocido, o de aquello que no entienden. Hoy no voy a ser yo quien se posicione en esa batalla unopuntocerista vs dospuntocerista. Lo inteligente es vivir. Disfrutar cada momento.
El pasado 2 de enero falleció Josep Julián, quien entre otras muchas cosas, era un bloguero que profundizaba (él sí) en esto que nos apasiona, las conversaciones, la gestión, el coaching, la psicología, la transformación y las emociones. No le conocía personalmente, pero seguía su blog, sus textos, su actividad. En los últimos meses se había resentido por la enfermedad. Nunca la calidad de su mensaje, quizás únicamente la cantidad de entradas publicadas. Cada día eran más personales y reflexivas.
La muerte en Internet es diferente porque es nueva. Aún nos deja una sensación muy extraña. La huella digital quedará ahí, pero sin la alegría, sin la conversación, sin los textos firmados que ya no nacerán. Algo similar a la historia de la María, una niña de Mallorca que encargó a su madre publicar los tweets de despedida para sus amig@s. A ver quién se atreve a llamarles followers.
Quiero mostrar desde aquí mi pequeño homenaje a esas personas que no se preocupan de las herramientas o las tecnologías, pero sí de crear lazos, de cultivar relaciones, de cuidar las emociones propias y de los demás. Qué bueno cuando a alguien le recuerdan por ello.
Por María, Julián. Qué mejor que recomendaros el blog del primero, “La Inteligencia de las Emociones”. Mucho y muy interesante por leer. Un ejemplo, este “Algo para recordar”. Eso que nos hace llamarnos humanos. Espero que os guste.