¿De qué va todo esto? ¿De cobrar un sueldo? ¿De comenzar el lunes esperando a que llegue el viernes? Un trabajo es algo más que una nómina.
“Algo más que la nómina” era el nombre de un blog que escribimos unos compañeros mientras cursábamos el Máster de Recursos Humanos de Deusto hace ya un par de años. Todo a raíz de una iniciativa de Marta Romo, que en sus clases sobre innovación en nuestra función ya nos introducía algunas claves sobre este mundo 2.0 que la mayoría en la clase desconocía -cuando hablo de la mayoría me refiero a un 95% de las personas, ¡en 2010 pocos tenían una cuenta de linkedin!-.
“Algo más que la nómina” como post hoy tiene su razón de ser. Me niego a creer que no seamos capaces de ascender en la Pirámide de Maslow. Me niego a asumir que, habiendo sido capaces de acceder y mantener un puesto de trabajo, nos desmotivemos a las primeras de cambio. También me resisto a creer que una persona no aspire a integrar su profesión en su relación de motivaciones para un desarrollo más integral. Que podamos separar tan fríamente mundo personal y mundo profesional. Estoy convencido de que la felicidad no va por ahí.Motivarse depende fundamentalmente de nosotros (otro día os contaré la historia de un Director de Recursos Humanos que me preguntaba cómo pensaba motivarle a él. Manda huevos.)
Leía hace unos días “Make Your Job More Meaningful" de la HBR, un artículo que enfatizaba esa dimensión motivadora, positiva, relevante, puramente intrínseca del contenido de nuestros trabajos. En el se hacía referencia a Amy Wrzesniewski, quien identificó tres actitudes a la hora de analizar al individuo en su puesto de trabajo:
- Jobs – Trabajo: En esta primera categorización se encontraban las personas que claramente se ven motivados por el dinero, más o menos en exclusiva. Muestran una actitud de insatisfacción permanente y no encuentran significado al contenido de su trabajo. Estas personas pueden dedicarse en cuerpo y alma a otros menesteres, encontrando la motivación en otras ocupaciones o hobbies. He encontrado gente profundamente desmotivada en su trabajo, desenganchada a nivel profesional, que destaca por su enorme creatividad en actividades culturales de su barrio. Algunos tienen su historia, a veces más o menos justificable. Otros no tanto.
- Career – Profesión: Se caracterizan por personas que buscan crecer profesionalmente, que basan el desarrollo de su carrera en los incrementos salariales y el prestigio alcanzado. Proyección y status profesional = felicidad (sic). Siempre merecen sus conquistas porque se las han ganado y necesitan ser reconocidos por su desempeño.
- Calling – Vocación: Engloban este último grupo las personas que encuentran en su trabajo un fin en si mismo. Se sienten bien en lo que hacen, y saben motivar(se), a ellos mismos y a quien tienen a su alrededor. Dan más de lo estipulado en sus contratos. Y dar más nunca lo asocio a horas o presentismo. Es una actitud. Lo paradójico es que esta forma de vivir lo profesional normalmente se ve recompensada. Sentirse realizado en tu trabajo conlleva una felicidad personal, y tarde o temprano, un reconocimiento del resto, incluso económico.
¿Es posible modificar aspectos de nuestro día a día para dar un salto nuestra motivación en el trabajo? ¿Es posible transformar nuestro trabajo para incluir algunas de las claves de la vocación? ¿Debemos resignarnos? ¿Cambiar de trabajo?