Crecer o decrecer.

Hace un par de días estuve en el campus de Deusto en Donosti realizando entrevistas para un proceso en el que llevamos unas semanas trabajando. Conocimos a varias personas interesantes con las que intercambiamos reflexiones y motivaciones. Perfiles jóvenes, licenciados del propio campus, con un par de años de experiencia. Personas que se acaban de lanzar al abismo para construir una trayectoria profesional. Hasta hace poco la verdad estaba ahí fueraComo siempre, tuve la oportunidad de charlar un rato con Iñigo, siempre acogedor y anfitrión en el campus. Da gusto pasarse por allí.

Al hilo de las entrevistas conversamos sobre el futuro del área, nuestro futuro como equipo. Hablamos de futuro, de sueños y proyectos, de nuestra carrera profesional. De esos chavales que pueden incorporarse a la Universidad a través de este proceso y toman una decisión importante en su camino. Y hablamos de nosotros. Y de vosotros. De todos. Como equipo, como colectivo, no solemos pararnos a reflexionar sobre las cosas que nos harán crecer y continuar aportando valor y las cosas que inevitablemente nos frenan (nos frenan / nos frenamos).

Las personas crecemos o decrecemos en/con las organizaciones.

Más allá de recibir nuestra nómina mes a mes, somos responsables de crear un proyecto profesional. Somos los únicos responsables de nuestra trayectoria. Este plan debe orientarse al crecimiento, a construir proyectos, a alcanzar objetivos alineados con nuestra organización. Ganar – ganar, que se suele decir.

Lo cual no quiere decir que las organizaciones (como entes sistémicos y de relaciones entre personas), no tengan relevancia sobre nuestro futuro profesional. Somos personas trabajando en marcos organizativos, en proyectos que nos facultan para crecer en mayor o menor medida. Proyectos con una cultura organizativa que nos permitirá y animará a desplegar las alas o que tenderá a cortárnoslas. Organizaciones más o menos jerárquicas, con estilos más o menos conservadores, y con liderazgos más o menos cercanos al 1.0 / 2.0. 

En todo caso, que no corten vuestras alas. No dejéis de soñar. ¡Culebread!. Debemos planificar nuestro futuro, saber que construiremos un proyecto que necesariamente va a estar compartido con los proyectos personales/profesionales de otros, de nuestro equipo / área, compartido con el plan estratégico de nuestra organización (y que a su vez se traduce en planes personales de las personas que las formamos). #melíosolo. Tenemos la obligación de definir nuestro reto y analizar si nos desviamos o no del mismo. Debemos ser conscientes cada día de dónde estamos y hacia dónde vamos.

Despertar como profesionales implica proyectarnos y visualizar si estamos creciendo o decreciendo en nuestro rol y en el proyecto. Si abandonaras ahora tu organización, ¿serías más o menos valioso que hace cinco años?. Analiza si estás evolucionando. Si te permite y te permites crecer. Para ello, piensa en una hipotética situación de paro; si hoy vales más que ayer, estás en el buen camino. Si vales menos, toca ponerse las pilas. Planificar y organizar próximos pasos, proponer acciones y posponer la desidia, definir objetivos, medir resultados, comunicar y compartir los pequeños éxitos y reflexionar sobre los fracasos. Descartar el desánimo. No olvidemos que con pequeños pasos vamos provocando microcambios. Y esos microcambios construyen cultura.

Y es que aun en la vorágine del sistema, crecer o decrecer depende de nosotros. ¿No es así? 

* Sueña, vuela, crece como profesional. Inspiradora película y foto de @oldpatterns.

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