“Colectivamente podemos ser más agudos e inteligentes de lo que somos individualmente” – Werner Heisenberg, Físico.
Pues resulta que ayer la inteligencia estupidez colectiva nos pasó por encima. Por un momento nos barrió a todos.
El día de ayer fue un día duro para toda la Universidad, y casualidad o no, hace apenas unos días empezaba a leer “Dar voz a los valores” un libro de Mary C. Gentile. Se me quedó grabado un párrafo de la introducción que ha escrito Josep M. Lozano, en el que relata la anécdota del directivo que asiste a un curso de ética empresarial, y al acabar, le agradece al profesor su contribución, porque gracias al curso podrá ser capaz de “escoger la teoría ética que resulte más adecuada para justificar la decisión que previamente ya había tomado”. Sacar fuera lo que nos carcome por dentro.
Ya hacía un apunte Guillermo en twitter durante el mismo día de ayer: "Muchos haciendo leña o chistes hoy con lo ocurrido en #Deusto. Pocos reflexionando sobre alfabetización y responsabilidad en redes sociales“. Voy un paso más allá. Creo que el proceso de análisis requiere ampliar miras y llegar al sentido último de la misión compartida que nos une a todos. El sentido último de educar. La educación en el sentido común. La educación en valores, dentro y fuera de las redes sociales.
Echando mano del mismo libro, la autora cita el estudio de Kidder, quien identifica un listado de valores morales que son ampliamente respaldados por distintas culturas, y que solemos pregonar por activa y por pasiva. Son la honestidad, el respeto, la responsabilidad, la justicia y la compasión. Lo de ayer ha puesto de manifiesto cómo podemos, uno a uno, reducir estos valores al absurdo. Robando una imagen, ayer vivimos la famosa crisis de valores en nuestras propias carnes.
Por eso nos debemos una reflexión sana, compartida, con perspectiva y apertura de miras. Una reflexión sobre "quiénes somos” y “qué diablos hacemos aquí”. El robo de ayer tiene que ser la excusa para dar un paso al frente.
Robert Kane escribía lo siguiente:
“La primera de muchas confusiones que la gente tiene en cuanto a la ética tiene que ver con el valor de pensar. El argumento ético no se dirige en primera instancia a quienes obran mal, sino a gente buena cuyas convicciones están debilitándose por confusiones intelectuales o morales"
Lo que ha sucedido nos tiene que animar a trabajar por la construcción de organizaciones y entornos de aprendizaje que, a partir de la experiencia y de lo vivido, sean capaces de crear los contextos para priorizar ciertas actitudes y valores. Debemos alinear lo que somos con lo que decimos y hacemos. Hacer oír y dar visibilidad a esos valores que ponemos sobre la mesa como propuesta de valor, es algo estratégico.
Tenemos un precioso camino por recorrer, y estamos en el mejor lugar para hacerlo. Sucesos como éste deben, necesariamente, reforzar nuestra misión. Quiero ver el vaso medio lleno. Hoy, por ejemplo, los estudiantes han echado mano del maldito whatsup para organizar una manifestación espontánea solidarizándose con los afectados. "A las 11.00 en la puerta de La Comercial, por nuestros derechos, nuestra intimidad”, se informaba. En la puerta de Deusto Business School, ya sabéis 😉
Ayer fueron muchas las personas que trabajaron en el tsunami, que acabaron exhaustas y hundidas. Hoy también lo hacen, dando apoyo a la investigación abierta para conocer qué ha sucedido. Fake or no fake, desde aquí, mi humilde reconocimiento quienes arriman el hombro en esta crisis.
#YoDeusto (por su alumnado, profesorado y personal técnico). Por las personas que formamos esta Comunidad. Porque estamos en el camino correcto. ¡Ánimo!