Hablábamos esta tarde de lo perdidas que se encuentran muchas organizaciones. Hablábamos en genérico, sobre las organizaciones, por no hablar de sus líderes, quienes en plena bruma no dudan en poner las largas: remiendos de planes estratégicos que suenan a soluciones de otras épocas, una manifiesta dificultad para tomar decisiones que sean compartidas por la organización, la incoherencia entre el decir y hacer, la misión y valores declarados chocando con la cultura subyacente (Drucker decía que la cultura se come la estrategia para desayunar) equipos de dirección que distan mucho de trabajar como un verdadero equipo…
Mientras, la realidad es que las organizaciones se mueven en parámetros cada vez más complejos, y no todo el mundo, no todos los partners, no todos los acompañantes son capaces de entender dicha complejidad; lo profundo de la transformación necesaria. El cambio de paradigma. De la maximización del beneficio a la sostenibilidad. La innovación y el desarrollo organizativo pasa forzosamente por rodearse de quienes entienden dicha complejidad.
Desde esa óptica comprendemos muchos de los movimientos que intentan abordar algunas personas en algunas organizaciones: formación y procesos de coaching para tejer conversaciones de mayor calidad, dinamización de proyectos en búsqueda de agilidad para responder a las cambiantes demandas del mercado, formaciones innovadoras en los equipos que intuyen que algo está pasando (pero, ¿y otros?), gamificación para abordar los retos desde nuevas perspectivas, world cafés múltiples y variados… soluciones que, sin un despliegue sistémico y transversal, y sin una transformación de los mecanismos de liderazgo, no posibilitan el cambio.
Tengo la sensación de que en muchas direcciones de Personas malgastamos las balas (y nuestro crédito) en acciones que no nos acercan al reto de la sostenibilidad. En el camino dejamos años, recursos y demasiado esfuerzo…
Reflexionábamos sobre todo ello y me acuerdo del taller en el que participamos el pasado 9 de octubre en Deusto Business School: “Hay un perfil de liderazgo transformacional”. Ha pasado ya un mes y me queda un poso bonito sobre lo que fue la sesión. Tras una breve introducción al taller pasamos a trabajar en grupos sobre la tarea primaria del día: reflexionar sobre qué escenas se nos hacen más difíciles de gestionar como líderes y conversar sobre la tarea primaria de un liderazgo que posibilite la transformación.
Estos son algunas de las dificultades compartidas por los grupos y que siempre están ahí a la hora de navegar la incertidumbre (copio textualmente de lo planteado en el taller):
- La gestión de las expectativas de distintos agentes y stakeholders
- Los juicios “a priori” intra e inter áreas, equipos, organizaciones
- La dificultad de convencer de la necesidad de transformación
- La gestión de las emociones
- El mantenimiento de la coherencia de los comportamientos (decir y hacer)
- El trabajar en organizaciones sin un liderazgo claro y con valores confusos
- La gestión de las expectativas para abordar el cambio necesario
- La identificación de espacios para el auto-cuidado, la emoción y el autocontrol
- Las batallas de egos / gestión de conflictos
- El miedo a fallar, al fracaso, a nosotros mismos (a la muerte, propia, de la organización…)
- El no conseguir / saber sintonizar con las personas y el equipo
- El miedo a “desnudarse”, la aceptación de la vulnerabilidad
- El silencio, el miedo a elevar a los líderes tu verdadera opinión
- Cómo comunicar valores a los equipos y cómo ser coherente con el decir / hacer
- Qué hacer / ser cuando no conseguimos generar confianza
- Cómo trasladar el rol de RRHH cuando los niveles de interlocución son diferentes
- La gestión desde la humildad, el líder que se expone y se muestra vulnerable
- Cómo involucrar a los equipos con la cultura de la transformación (pensar vs hacer)…
¡Salieron un montón de cosas interesantes! ¡Cuando nos ponemos a ello las ideas fluyen! Luego cuesta horrores volver a nuestra realidad y ponerlas en marcha… Elevarnos sobre lo urgente y trabajar sobre lo importante.
Por eso es fundamental rodearnos de los acompañantes idóneos para recorrer este camino. Es tanto lo que nos jugamos que no hay otra salida posible. O trabajamos sobre la transformación o simplemente no trabajamos. Y si no, al tiempo.