Ya está. Parece que ha funcionado la cosa. Conseguimos sobrevivir al curso académico en Deusto con cierta enjundia. ¡Bravo!
En breve comenzamos un merecido periodo de desintoxicación / desconexión / descanso. Ése en el que todas paramos a la vez, de manera casi completa, lo cual permite poner el contador a cero y, a su vez, hace que la bandeja de correos no rebose a la vuelta. El momento de backup y borrado sin que la maquinaria avance a velocidad endiablada; sin sentir que no debíamos habernos ido.
Digamos que, a finales de julio, con la perspectiva de todo el año, vemos las cosas de otra manera; con perspectiva y altura.

Me escapo, y lo hago con la satisfacción del deber cumplido. Ha sido un año de cambios, de nuevos proyectos, de consolidación de equipo. Un curso en el que las cabezas tractoras que cultivan el área de desarrollo por fin hemos conseguido trabajar como un reloj. Nuevos procesos en el área de selección, algunos de bastante complejidad en las áreas de investigación y docencia, reajustando recursos tras la jubilación de Manuel, trabajando 100% online, y sobre todo, dando un pasito más para empoderar la función en la organización aprovechando la nueva estructura del equipo rectoral. El año que viene volveremos a reajustar y, por fin, creo que consolidaremos una nueva forma de trabajo. ¡Mucha ilusión!
En formación y desarrollo, por fin hemos puesto en marcha un plan de formación conjunto e integrador de los colectivos de la universidad. Basta ya de ir por libre, aprovechemos sinergias, trabajemos en red, con sistemática y software. Por primera vez, además, hemos impulsado un plan de formación en competencias genéricas y de liderazgo para el colectivo de gestión de la universidad. Coparticipación, escucha, objetivos, comunicación, feedback y desarrollo de los equipos… casi 20 nuevos iniciativas dinamizadas. Ha sido lo más bonito de este curso, con claros hitos ganadores que nos han puesto en el foco de la organización.
Y, además de estar involucrados en proyectos de calidad, comunicación o igualdad, por fin acabamos de lanzar los pilotos de la conversación de desarrollo. Un espacio para crear y consolidar dinámicas de conversación en los equipos que favorezcan el desarrollo personal y de la organización: un proyecto para las personas (escuchadas / satisfechas e implicadas) y para la universidad (identificando y reteniendo el talento y mejorando los resultados personales y de las áreas y equipos). Tenemos tarea para el curso que viene. ¡Un proyecto con el que nos jugamos el partido!
Me acuerdo del colectivo docente, del servicio primario y fundamental de la universidad con sus alumnas, dando lo mejor de sí mismo para ayudar a formar personas libres, ciudadanos responsables y profesionales competentes que, en el futuro, trabajen por la promoción del saber, la justicia y la transformación de la sociedad. También lo impulsamos desde nuestros proyectos de investigación y transferencia, desde la atención continua al alumno en los decanatos y los servicios, y desde tantas otras áreas que trabajan en proyectos de mejora de la universidad: acreditaciones, salidas profesionales, relaciones internacionales, becas, gestión de la investigación, los proyectos de calidad, el control de gestión, la comercialización, la comunicación, nuestra identidad, los eventos, la biblioteca, la limpieza y el mantenimiento de las instalaciones, que hacen que todo brille… En definitiva, muchas personas dedicadas al proyecto que se esfuerzan para hacer, cada día, una universidad un poquito más excelente. Tenemos multitud de taras y áreas críticas que merecen ser repensadas. Competimos en un sector que sin duda entrará en un proceso disruptivo en los próximos años (si no ha entrado ya). Pero tenemos las capacidades y personas valientes como para repensar nuestro modelo de ser y estar en la sociedad. ¡Tan solo necesitamos un empujón! El curso 15-16 será una nueva oportunidad para poner todo esto en marcha…
¡Buen verano!