A través de esta serie de posts continuamos el repaso del modelo de las Interacciones Primordiales de Daniel Taroppio. Los textos se apoyan en las dinámicas y vivencias del taller de “Capacidades básicas del Profesor Facilitador” que impulsa el área de Innovación Docente de la Universidad de Deusto, así como en el propio libro “El Vínculo Primordial” de Taroppio. (*)
- Post 1. Confianza básica
- Post 2. Capacidad de gozo
- Post 3. Capacidad emotiva y poder personal
- Post 4. Capacidad afectiva
A lo largo de sus textos Daniel Taroppio divide las capacidades en dos niveles: el nivel personal (las 4 anteriores trabajadas y la que hoy nos ocupa) y el nivel transpersonal, centrados en estados expandidos de consciencia. Es a partir de la capacidad de inteligencia creadora y existencial que comenzamos a desplegar una percepción de la dimensión espiritual de la existencia, refrendada con el despertar de las dos capacidades siguientes.
No se trata de un salto inmediato, ni mucho menos. La profundidad de los procesos duales trabajados, la edad, la inteligencia y la dedicación a una vida cotidiana sencilla, armónica y estable irá abonando el proceso de crecimiento y trascendencia. Desde un proceso estratégico y de inteligencia existencial este crecimiento no debe ser azaroso sino consciente en dos direcciones principales:
En primer lugar la capacidad de despegarnos, tomar distancia y analizar perspectivas con una mirada amplia y dinámica “viendo con otros ojos, escuchando con otros oídos, sintiendo con otra piel”. En segundo lugar desde el poder de integrar las informaciones que recibimos de todas las otras capacidades: convirtiendo un mundo caótico, impulsivo, emocional y afectivo en algo pensable, hablable y por lo tanto tratable. Pasamos de un nivel reactivo ante la experiencia de la realidad (”rebotando de una experiencia a otra”) a un nivel proactivo. En este escenario el lenguaje se evidencia como generador de realidad, transformador y creador de mundos.
La disociación de esta capacidad puede derivar en intelectualismo, disociación de las emociones (frialdad, falta de contacto a un nivel de inteligencia práctica) o en vivencialismo, subjetivismo, confusión y falta de discriminación (necesidad compulsiva de inmersión en todas las experiencias, confusión, falta de límites… en cuanto a la inteligencia emocional). Las capacidades integradas se manifiestan en el equilibrio, la armonía de los valores y los sueños con lo ordinario y los detalles de todos los días. La sabiduría que reside en la vida cotidiana.
Desde la Danza Primal Daniel Taroppio trabaja la posibilidad de entrar y salir a voluntad de las experiencias sin ser atrapados por ellas ni evitarlas. El fluir entre el acercamiento y el distanciamiento, el compromiso y el contacto, el aquí y el ahora. Así mismo, se potencia y se trabaja la creatividad y la expresividad. Por un lado, mediante la configuración de una nueva realidad que aúne e integre puntos de vista, sensibilidades, que combine variables, la imaginación, perspectivas y mundos. Por el otro, mediante la involucración de los sentidos en la expresión plástica, la danza, la poesía, la literatura, la música… Desde esta capacidad se trata de convertir en arte, ciencia y cultura aquello que en un estadio primario es impulso, emoción, alegría o dolor.
Desde el yoga, la inteligencia creativa y existencial se vincula al centro energético laríngeo, en la columna cervical, la laringe, cuello, trapecios, lado externo de los brazos y manos y los dedos, así como la cara hasta los ojos. Nos faculta conocer la realidad y nuestra percepción del mundo desde los órganos de los sentidos. “Gracias a él hablamos, gestualizamos, tocamos un instrumento musical, escribimos en una computadora, manejamos herramientas…”
Nuestras destrezas y capacidades expresivas dependen de la integración de las distintas energías generando una síntesis y creatividad. Cuando este chakra está bloqueado sentiremos recelos, temor, desconfianza (al no integrar los chakras inferiores). Estaremos recelosos de nuestra agresividad, la sexualidad o no toleraremos nuestra propia tristeza. Así mismo, la apertura espiritual (chakras superiores) puede ser vivida desde la disolución, la angustia y el miedo. Para desbloquear este chakra se trabaja la relajación del cuello, la cara, la boca, la lengua y se estimula la expresividad, el descontrol, el miedo a perder la compostura. El objetivo es sanar las rigideces mentales desde la relajación y el sentido del humor (indicador de la salud mental cuando se alinea con el respeto por otras personas y la capacidad para reírnos de nosotros mismos).
“Se trata de tomar distancia, auto-observarse con una mirada liviana, amigable, sin complejos ni autoexigencias de perfección, es decir, con una mirada sana”. Daniel Taroppio.
En el taller se juega con el descontrol, la liviandad, la expresión desde el cuidado y la responsabilidad ante los otros. Así mismo se trabaja el desbloqueo y la liberación con ejercicios que desarrollan la sensibilidad y la motricidad, la autoconfianza, el soltarse y la expresión intensa y libre. La rigidez, la crítica, la autoexigencia y la autocrítica irán dando paso a la fluidez, la gracia, la confianza y el disfrute. Buscamos la emergencia del ser profundo, original y espontáneo de los y las participantes. Estos elementos integrados facultan acercarnos a los otros con una delicadeza sutil, accesible y natural que nos permiten alcanzar estadios superiores de relación y satisfacción.
(*) El contenido de este post se basa en el libro “El Vínculo Primordial” de Daniel Taroppio así como en lo acontecido en la sesión del mes de marzo del taller “Capacidades básicas del Profesor Facilitador” liderado por Elena Quevedo y Piedad Arbaiza en la Universidad de Deusto.
** La imagen que acompaña el texto es de Diz Play en Unsplash (cc0) Luz, inteligencia y creatividad.