Yo no creo en lo grande.

Estos días he podido observar y leer a demasiadas personas llevándose las manos a la cabeza. No he sido uno de ellos. Los antecedentes eran ciertamente elocuentes (España, Austria, Brexit) como para descartar que Trump fuera elegido presidente. Derecha (extrema derecha en algunos casos) y populismos dando un paso al frente y ocupando espacios. Curiosamente, el sistema no anticipó que el bufón pudiera ganar y la bola de nieve que entronaba durante meses a Clinton se ha deshecho en apenas unas horas.

Decía ayer en otro espacio que cuando el sistema da la espalda al pueblo, el pueblo reacciona de maneras inciertas. Y el pueblo está roto.

Pero voy a dejar la brocha gorda para quienes saben realmente de estos temas. Quería hablaros de otra cosa. Citaba Josep M. Lozano a Etty Hillesum en Twitter cuando hoy afirmaba que “la gente no quiere admitirlo, pero a partir de un momento dado no se puede hacer nada excepto ser y aceptar”. Reconozco que no me cuesta demasiado el “aceptar”, pero me conecto muchísimo más con el “ser”. Debemos continuar siendo.

Etty Hillesum, judía, murió en 1943 en Aushwitz. Durante meses trabajó como voluntaria y enfermera en el campo de concentración de Westerbork, donde (cito de wikipedia) “actuó como correo de la resistencia y llevaba consigo cartas y mensajes de los prisioneros, además de recoger medicinas para llevar al campo”. Cuando la situación empeora, y cansada de esconderse, decide entregarse a las SS. Muere unos meses después. Sus diarios dan muestra de su mirada interior, espiritualidad y pensamiento crítico:

A menudo las disposiciones más amenazadoras –y son muchas actualmente– van a quebrarse contra mi seguridad y confianza interior, y una vez resuelta dentro de mí, pierden mucho de su carga temerosa. E. Hillesum.

Acepto la deriva, reconozco las amenazas y el miedo en la gente, pero no pierdo el foco: me niego a no construir desde mi realidad. Como decía ayer mismo Dennis Lyxzén (del grupo musical Refused) “It starts with us”. Lo leía en el texto (con el que no puedo estar más de acuerdo) de Pepo Márquez, y lo reafirmaba Miryam Artola plasmándolo de otra manera en su imagen de hoy de #muxotepotolobat citando a Galeano:

Que lo que nos deslumbra, no nos haga perder el foco. 

Personalmente, desde hace algún tiempo, veo que me voy desenganchando de lo macro. Fui un enamorado de Obama en 2008. Sigo enamoradito de él (ver postdata). Pero cada vez tengo más claro que nadie va a venir a salvarnos, que la revolución se hace desde nuestras aceras, en cada esquina. Que únicamente si nos organizamos en lo pequeño, construyendo familia, barrio, comunidad, a través de conversaciones con personas amigas, conocidas (y por qué no, desconocidas), creando cultura, componiendo una canción, escribiendo un texto y leyéndolo desde el corazón. Solo así podemos transformar(nos). Me conecto a la misión de mi organización, de mi universidad. A nuestro compromiso con la educación. Solo podremos hacerlo desde el actuar de modelos de personas que puedan, día a día, verse reflejadas en el espejo.

Por eso, si a mí me preguntan, ya no creo en lo grande. Llámenme pequeño.

Pd. Me volví a enamorar de Obama en 2016, cuando en junio convirtió la “white house” en la “blues house” para celebrar el día internacional del jazz. Es una anécdota, pero por favor, pasen y vean: https://www.youtube.com/watch?v=9upB10NUgJ8.

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