Hace unos días cayó en mis manos el ebook «Social Wellbeing | 25 reflexiones sobre el individuo como actor de cambio social«. Parece hecho a medida para una situación como la que vivimos, si bien el texto se publicó en diciembre del pasado año. Impulsa Impact Hub Madrid; emprendimiento con impacto para la transformación social (desde hace 10 años).
El caso es que una de las reflexiones es la de Rodrigo Aguirre de Cárcer, quien en su artículo apunta un párrafo que ha dinamitado cimientos:
«La mente ha pasado de ser una herramienta a convertirse en nuestro amo y como consecuencia vivimos la vida con grados variables de malestar: nos sentimos pequeños, aislados y carentes, siempre sedientos de ese «algo más» que nos falta para sentirnos plenos. Y desde esos cimientos nos lanzamos a construir cosas que no entendemos hacia una dirección en la que pocas veces nos paramos a reflexionar, como niños hiperactivos que, por vergüenza de su condición infantil, juegan a ser adultos».
Llevaba una década anclado en esta frase y este buen hombre lo ventila en cinco líneas. Touché. Continuamos para bingo.
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