¡A rodar!

¡A rodar! es el título de la canción en castellano, interpretada por Hinds, de la nueva película de Cars. Era la primera vez que íbamos al cine en familia y teníamos que elegir un caballo ganador. Rayo Mcqueen se prestó a ello y esta canción le tiene loco a mi hijo Martín desde entonces. En la película, un Rayo en decadencia toca fondo, y se acompaña de Cruz Ramírez (entrenadora, mujer y sudamericana) para recuperar el trono. La vida sigue y los retos se transforman. La toma de conciencia le hará acabar cediendo el testigo para que la propia Cruz gane la carrera definitiva (con un Rayo convertido en coach).

Finaliza septiembre y en lo laboral llevo ya más semanas en marcha que la mayoría. Ruedo en un momento de cambio, con cambios en lo personal / familiar / musical y en lo profesional que han hecho que el blog empiece a carburar más tarde que de costumbre. Con mucha actividad, vislumbro retos en el horizonte que me ilusionan, y a por ello vamos. Pero estoy alerta, y me gustaría resumiros el por qué.

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Llevo semanas pensando en términos acción vs pensamiento y reflexión. En cómo la urgencia y la sobreactividad están impactando en mi capacidad para organizar, re-plantear, crear e innovar. De un tiempo a esta parte me he visto obligado a dedicar una creciente cantidad de recursos y tiempo (hoy en día ingentes) a tareas burocrático-administrativas y me estoy resintiendo a distintos niveles. Acostumbrado a trabajar por proyectos, a nivel personal me encuentro menos despierto, desaprovechado, con tarea que me desborda en el día a día. No estampo mi sello y cometo más errores de lo normal. Soy consciente de todo ello. Siento que son otros quienes dirigen mis esfuerzos y me observo con menor inteligencia creativa, reactivo, llegando al siguiente punto de avituallamiento prácticamente desfallecido. Mi humor está tocado. Tuerzo el morro. La sobreactividad me lleva a no ser yo.

«Quien piensa poco se equivoca mucho» – atribuida a Leonardo da Vinci

También impacta en mi relación con el equipo. Las dinámicas de escucha / vínculo / acompañamiento, que son primordiales y necesarias, están descuidadas. Comparto menos, escucho acelerado (no escucho, vamos) y necesariamente creamos menos en el equipo. Nos contagiamos y parece que debamos vivir en la asfixia.

Veo que si no pongo remedio la situación corre peligro de perpetuarse. Me indago para entender los por qué, plantearme qué conversaciones debo mantener para dar la vuelta a esta situación. Si me enquisto afloran los miedos. Y necesito cuidarme para poder acompañar. Si no conversamos en el equipo, si no somos generosos y nos damos los unos a los otros, si no debatimos y construimos juntos, la marea puede acabar arrastrándonos. Trabajando exclusivamente desde el actuar, desde la acción y el resolver, acabamos ejecutando la agenda del de enfrente.Leer, pensar, escribir, debatir y hacer. Porque sólamente si nos paramos para respirar, reiniciar, pensar, podremos trazar nuestro propio itinerario este nuevo curso.

(*) A mí la que más me pone es la de Dan Auerbach, «Run that race«. Y sorprendentemente, la banda sonora de la película de Disney merece más de una escucha.

(1) Photo by Andy Beales on Unsplash y (2) Photo by Braden Collum on Unsplash

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