Transformarnos para transformar.

El pasado martes, en la última mesa redonda de Deusto Forum, Ángel Gabilondo, Genis Roca y Gabriel Pérez reflexionaban acerca de los retos y el futuro de la universidad en el ciclo de conferencias #deusto2018.

Escribíamos sobre ello hace no mucho. Andamos inmersos en un proceso reflexión participativo que nos permita definir nuestro próximo plan estratégico. Nos jugamos continuar haciendo de nuestra universidad un proyecto sostenible. Nuestro papel se transforma, tal y como se transforma la sociedad, y debemos trabajar para continuar siendo instrumento para el desarrollo social, con sentido y significado.

Transformarnos para transformar.

En la mesa redonda, Genís puso encima de la mesa el papel de internet y de la digitalización como los principales protagonistas de un cambio disruptivo. Fue una lástima que, en vez de elaborar y enriquecer un debate sobre los cambios que necesita la universidad en este nuevo contexto digital, los otros dos ponentes se pusieran a la defensiva, cual gato panza arriba, con un discurso más cercano a la SGAE que al de una institución que se supone en la vanguardia del conocimiento.

Lo sugieren Brynjolfsson y McAfee, profesores del MIT, en “The Second Machine Age”: estamos a punto de experimentar una aceleración en el impacto que la tecnología tiene en nuestras vidas. Lo que parece claro es que un ordenador empieza a ser capaz de hacer cosas que, hasta ahora, estaban únicamente al alcance de los humanos. En el momento en el que la digitalización alcance el mundo de la educación, todo cambiará. Ya lo está haciendo. Cambia el modelo de negocio, y cambian las reglas de un sector universitario que, a día de hoy, actúa como “certificador de títulos”, en opinión de Genís.

El discurso remueve, provoca. Y desde #Deustoforum no fuimos capaces de integrar dicho discurso en una mesa redonda de la que Genís quedó excluido.

“¿Dejaría usted a su hijo de 18 años frente a un ordenador un lunes por la mañana, estando seguro que va a estudiar? Yo personalmente, no”

Con argumentos como éste, y otros ligados al aislamiento o la soledad en la red, se cerró un debate que nunca fue. 

Mi opinión es que difícilmente seremos capaces de abordar los objetivos de dicho plan estratégico, la transformación que requiere la universidad, si no somos conscientes del momento de profundo cambio en el que nos hayamos inmersos. La sociedad se mueve, y nosotros lo hacemos a menor velocidad. No somos los únicos. El pasado jueves Guillermo Dorronsoro hablaba en su blog de “Un país bastante lento”. Hoy podríamos hablar de “Un sector bastante lento”.

Desde la universidad, desde el rol docente, desde nuestra apuesta por la dimensión social de nuestro proyecto, debemos impulsar el intercambio permanente profesor/alumno/sociedad. El proyecto universitario debe estar atento, alerta, abierto a los nuevos contextos, a los cambios sociales, siendo capaz de escuchar e integrar dichos cambios de manera inteligente. Entender el contexto como un entorno de alta complejidad.

Desconozco cómo será el futuro. Solo sé que no será inmóvil. Podemos estar en el inicio de algo que podría llevarnos por delante, o como dice Virginio Gallardo, ser las próximas “víctimas de la digitalización”. O somos conscientes de ello y estamos alerta para adaptarnos de manera inteligente, o la disrupción nos engullirá.

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